Ríos de sangre
Todos somos provisionales
en este mundo
y en estas tierras.
Incluso aquellos que aún viven
en el mismísimo paritorio
del hospital en que nacieron,
agarrados al potro de la cama
donde aterrizaron al salir
del viente de sus madres.
Aquellos que aún no han limpiado
su propio líquido amniótico.
Todos somos provisionales
en estas tierras
y en este mundo.
Incluso aquellos que alardean
como si fuera mérito suyo
de haber nacido en tal o cual sitio
como la patata que presume
de haber elegido el bancal donde creció.
Incluso aquellos que planifican
dónde irse a vivir
usando hojas de cálculo
para determinar el lugar
que mejores exenciones fiscales
y retribuciones profesionales ofrece.
Incluso aquellos que llegaron
por accidente, como yo,
a un paisaje verde y amable
y nunca vieron el día
de comprar billete de vuelta.
Incluso aquellos que se ven
forzados a abandonar
sus pueblos y ciudades
asediados por el caos capitalista
del hambre y de las guerras,
aquellos que huyen de la muerte o de la miseria.
Incluso aquellos que sueñan con caras distintas,
con horizontes nuevos, con aires inéditos.
Todos somos provisionales
en este mundo
y en estas tierras,
porque somos los Ríos de Sangre
que alimentan los Océanos de Esperanza.
“Ríos de Sangre”: Título que se le ha dado al tristemente famoso discurso anti-inmigración pronunciado en 1968 por Enoch Powell en el que evocó la sangre en el Río Tíber de la Eneida de Virgilio (Siglo I a.C.)
Traducido del poema original en inglés, Rivers of Blood, por el autor
Poema publicado por primera vez en ‘Contra: poesía ante la represión’. Coordinadora Anti Represión de la Región de Murcia. 2016.