Poema de Los viajes de Diosa dedicado a las víctimas del sistema capitalista, depredador y salvaje, y a quienes se solidarizan con ellas con su generosidad personal y política. Con la esperanza de que se produzcan cada vez más eclipses de esas lunas cuadradas y frías, de esas neveras limpias y peladas que se abren en la oscuridad de la cocina. Con el deseo de que muchos bienhechores, como Pepe, a quien a veces se le ve camino del cajero automático acompañado de gente que necesita dinero para alimentar a sus familias, avancen desde su hermosa generosidad a la solidaridad transformadora. La crisis es el producto de la negligencia de los mal llamados “creadores de riqueza” y de la incompetencia de los políticos. Ningún “contrato único” ni ninguna promesa de crecimiento económico privado puede aliviar esta situación. Necesitamos tomar conciencia de las razones que hay detrás de tanto sufrimiento para encontrar soluciones adecuadas y duraderas.